lunes, 3 de agosto de 2009

La guía para torpes del nombramiento de estrellas

A continuación verás una lista de algunas preguntas frecuentes con respuestas simples e informales acerca del nombramiento de estrellas y otros cuerpos celestes (para una explicación más seria y científica, puedes ver Designación y Nomenclatura de Objetos Celestes):

P: ¿Por qué a las estrellas no se les llama con nombres normales en lugar de esos aburridos números?

R: La razón objetiva de dar a un objeto una designación o nombre es hacer posible su búsqueda para estudios posteriores. Los nombres están bien para grupos pequeños de objetos bien conocidos, como planetas, estrellas visibles a simple vista, pero muy poco útil para grandes grupos - recuerda que conocemos cientos de millones de estrellas. Las coordenadas precisas (posición en el cielo de la estrella), descritas por ejemplo en un número de catálogo, nos proporcionan una identificación exacta. Lo mismo ocurre de hecho para los humanos: encontrar a Maria Gonzalez en Argentina o a John Smith en Inglaterra simplemente por sus nombres es ardua tarea pero si sabes su dirección exacta (por ejemplo a través de su número de la Seguridad Social), podrás encontrarlos sin conocer ni siquiera su nombre.

P: ¿Pero no sería divertido de todas formas?

R: Algunas personas podrían divertirse mientras dura la moda actual, pero generaría un sistema de confusión creciente sin razón alguna. Y esto es lo contrario de lo que los contribuyentes quieren que los científicos hagan.

P: ¿Quien es el responsable legal de nombrar los objetos del cielo?

R: La UAI es la autoridad internacional reconocida para nombrar los cuerpos celestes y los accidentes en sus superficies. Y dichos nombres no se venden, sino que son asignados de acuerdo a reglas internacionalmente aceptadas.

P: ¿Qué significa esto en la práctica?

R: Simplemente esto: los nombres asignados por la UAI están reconocidos y son usados por científicos, agencias espaciales y otras autoridades mundiales. Cuando observamos las estrellas y los planetas o lanzamos una misión espacial hacia éstos, o nos referimos a ellos en las noticias, todos necesitan saber exactamente a que lugar se refiere ese nombre. Los nombres que asigna la UAI son aquellos que se usan. Estas reglas son firmes donde teóricamente se podrían reclamar derechos de propiedad, p.j. principalmente en el Sistema Solar (en cuyo caso habría que hablar con las Naciones Unidas). Los responsables de crear las leyes internacionales en la Tierra tienen cosas mucho más urgentes que hacer que crear reglas para “comprar” lugares totalmente innacesibles de espacio infinito, con lo que no hay ningún texto escrito que pueda ser interpretado o malinterpretado, simplemente es un hecho claro y práctico.

P: ¿Pero y si quiero, puedo comprar el nombre de una estrella de todos modos?

R: Claro, siempre hay gente que será más feliz con tu dinero…

P: ¿Puedes decirme quien y donde?

R: Lo siento, somos una organización científica, no una rama de la industria del entretenimiento. No podemos proporcionar direcciones de empresas que venden productos ficticios.

P: Vale, la encuentro yo mismo… ¿qué me darán?

R: Un trozo de papel muy caro y el sentimiento momentáneo de felicidad, como si te tomaras una taza de café en lugar de la medicina recomendada por tu médico. Pero al menos no tienes riesgo de enfermar si pagas por nombrar una estrella, sólo perderás dinero.

P: Pero los nombres son únicos, ¿no?

R: Puede que sea probablemente único en el listado de esa empresa. De lo contrario puedes probablemente demandarlos. Pero hay estrellas más que suficientes para todos los que quieren comprar el nombre de una. Sin embargo, ningún país, autoridad o científico en todo el mundo reconocerá “tu” nombre para esa estrella. Nada impedirá que otra empresa venda “tu” estrella a otro. Y además piensa en todas las estrellas del Universo que también tienen planetas con este tipo de empresas tan listas …

P: Unos amigos me dijeron que el nombre dura para siempre…

R: Lo siento, tampoco. El nombre por el que tu pagas puede ser ignorado, olvidado o vendido de nuevo a otra persona en otro momento y lugar.

P: Pero la empresa me dijo que el nombre está registrado en la Biblioteca Nacional, ¿no es eso una garantía de autenticidad?

R: Lo siento de nuevo: cualquiera puede (de hecho normalmente debe) enviar una copia de un libro publicado a la Biblioteca Nacional. Que se le de un número a ese libro no significa que la Biblioteca apruebe los contenidos o compruebe que ninguna compañía “vende” la misma estrella a otra persona.

P: Seguro que los juzgados reconocerán el nombre por el que he pagado

R: Intenta contactar con tu abogado. Las posibilidades son que se te rían en la cara o te sugieran correctamente que inviertas en sus honorarios de una manera más productiva…

P: ¿Pero que pasa con las empresas que venden terrenos en la Luna y otros planetas ? Seguro que con eso obtengo un trozo que he comprado, ¿no?

R: Mira la respuesta anterior. Como mínimo, te sugerimos que aplaces el pago hasta que tengas posesión real de tu propiedad…

P: La UAI pretende estar a cargo de todo el cielo, ¿porque no se hace algo al respecto?

R: Lo siento, por más que me gustaría, no nos engañamos pensando que la UAI puede erradicar la charlatanería: ha sobrevivido y prosperado durante centurias incontables bajo numerosos disfraces, algunos de ellos más peligrosos que este ejemplo en particular. Todo lo que podemos hacer es avisar al público e intentar prevenir el abuso de nuestro nombre y nuestra reputación científica para engañar a los bien intencionados clientes.

P: Todo esto suena gruñón y negativo. Amo a las estrellas y a una persona muy especial y quiero regalarle algo. ¿Que puedo hacer?

R: Muchas cosas. Ve al planetario o al observatorio profesional o amateur más cercano. Encontrarás a personas que opinan lo mismo. Normalmente disponen de tiendas con libros llenos de fotografías astronómicas maravillosas hechas desde tierra o el espacio, o revistas de astronomía que hacen buenos regalos. Pueden también mandarte a la agrupación astronómica local donde habrá entusiastas muy felices de enseñarte a ti (y a tus amigos) las verdaderas estrellas a través de sus telescopios. Quizá te enganche y termines comprándote uno propio.

Pero cuidado, esas largas noches a la intemperie pueden producir tanto inspiración como tensiones amistosas, como muchos astrónomos cónyuges pueden testificar. Así que estate seguro de llevar a la persona más especial para disfrutar con ella de los cielos estrellados; esto ha gestado una gran número de matrimonios astronómicos…

Alternativamente, si de verdad deseas tener una estrella pero prefieres quedarte dentro de casa, puedes explorar todo el cielo con la comodidad de tu propio hogar: los catálogos digitales celestes están ya disponibles gratuitamente en CD-ROM y cualquiera puede pedirlos, p.j, en la Sociedad Astronómica del Pacífico (http://www.astrosociety.org/). Esto te permite navegar a través de cientos de millones de estrellas en tu ordenador y visualizar la que más te guste. Estos mapas digitales públicos son de hecho la principal base de datos de al menos algunas empresas que comercian con los nombres de estrellas y cuestan aproximadamente lo mismo que el nombre de una sola de ellas. Así que, ¿por qué no pagar todas de vez? ¡Disfruta!

Traducción del texto de la Unión Astronómica Internacional “Buying Star Names
Alex Dantart

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