lunes, 30 de noviembre de 2009

Entre estrellas y planetas: el nacimiento de objetos subestelares

Un estudio realizado con varios telescopios espaciales y terrestres revela la presencia de un objeto binario con una envoltura de material alrededor que podría ser la primera protoenana marrón identificada, el primer objeto subestelar. Las enanas marrones están caracterizadas por la ausencia de las reacciones nucleares que son la fuente de energía de sus hermanas mayores, las estrellas. Esta binaria se encontraría en pleno proceso de formación.
Desde su descubrimiento en 1995, las enanas marrones han representado un desafío y una oportunidad para la comunidad astronómica. En primer lugar, no se sabía exactamente sus mecanismos de formación: ¿se forman como las estrellas, por colapso y fragmentación de las inmensas nubes de polvo y gas que pueblan el ecuador de nuestra galaxia? ¿o como los planetas del Sistema Solar y los encontrados alrededor de estrellas cercanas, a partir del material presente durante las etapas iniciales alrededor del astro central? Su importancia proviene de dos factores. A pesar de su escasa masa y su debilidad intrínseca, puede haber tantos objetos subestelares, si no más, que estrellas. Y debido a que comparten muchas de las propiedades que caracterizan a los planetas, su estudio, más sencillo, permite entender mejor cómo se forman y cómo se nos muestran éstos.

Sin embargo, hasta ahora se habían identificado numerosas enanas marrones flotando aisladas en el espacio interestelar, o dentro de asociaciones estelares jóvenes, pero nunca en un estado evolutivo tan temprano como para poder discriminar el mecanismo de formación. Diferentes indicios sugerían que sería análogo al que experimentan las estrellas, que pasan por una fase en las cuales se encuentran rodeadas de una envoltura de materia a partir de la cual acretan materia, pero nunca se había encontrado una enana marrón en esta situación. La identificación de esta binaria subestelar confirmaría esta hipótesis.

En la región Taurus-Auriga

Mediante el análisis de datos multifrecuencia, cubriendo desde el rango visible más rojo hasta las ondas de radio, un estudio reciente ha identificado lo que podría ser la primera protoenana marrón. Se encontraría localizada en la región de formación estelar de Taurus-Auriga, en la nube oscura de Barnard 213, a unos 450 años luz.

Cuatro ingredientes han sido esenciales para este descubrimiento: el análisis de datos procedentes del telescopio espacial Spitzer, que es capaz de detectar objetos muy fríos y que emiten por tanto en la región del espectro electromagnético denominado infrarrojo medio y lejano; el uso del observatorio hispano-alemán de Calar Alto, cuyas imágenes de alta resolución espacial mostraron que el objeto es en realidad doble; los radiotelescopios Caltech Submillimeter Observatorio (en Hawai), IRAM (en España) y Very Large Array (en Nuevo México), cuyas informaciones fueron esenciales para detectar la envoltura que caracteriza a los objetos muy jóvenes; y la imagen infrarroja del Very Large Telescope, perteneciente al Observatorio Austral Europeo y situado en Chile, que, junto con datos de archivo del telescopio franco-canadiense CFHT, también en Hawai, fue utilizado para detectar el movimiento de los objetos en el cielo, lo que claramente indica que se encuentra relativamente próximo a la Tierra (lo que permite rechazar que sea una fuente extragaláctica), e indica su pertenencia a la nube de Barnard 213.

La combinación de todos estos datos permite la estimación de la luminosidad y la temperatura de los dos objetos, que serían enanas marrones extremadamente frías, subluminosas y se encontrarían rodeadas pro la envoltura de polvo. En definitiva, una protoenana marrón binaria. Este trabajo será publicado en la revista Astronomy and Astrophysic.

David Barrado y Navascués es miembro del Laboratorio de Astrofísica Estelar y Exoplanetas del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC)
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